martes, 19 de mayo de 2020

DÍA Z PARTE 4


IV. EL DIARIO

Entrada #1:
Mi nombre es Jordan Laswell. Sí algún día alguien descubre este diario. Lo hice para que conocieran mi historia, para que sepan que el virus finis-32 no salió de la noche a la mañana en un laboratorio. No fue algo que surgiera de repente y de forma inesperada cómo el sonido de un rayo, el gobierno y las fuerzas militares siempre supieron el potencial peligro que nosotros los científicos del centro de investigación Blackwell teníamos en nuestras manos. ¿Qué si había planes de contingencia? Sí, pero todos al momento fallaron. Escribo esto desde un punto en la historia en que se que dentro de Blackwell todos ya están condenados, se infectaron y quieren encerrarse para evitar que el virus salga, pero es inevitable, encontrará alguna forma, sí es que ya no lo hizo. Este virus es producto de un parásito que puede llegar a tener formas inteligentes, por eso muta y se adapta a las diferentes condiciones que se le pongan entre más lo expongan a estas, suena bien sobre el papel, podríamos exponer a personas a las peores condiciones posibles y en algún punto se adaptarían, la parte negativa es que el parásito toma control total del cerebro del sujeto, incluso en las fases muy avanzadas llegaron a demostrar poder recordar ciertas cosas del paciente y dar breves indicios de esto mediante palabras.
Cuándo el virus escape es muy probable que destroce el pueblo de Winewood por completo, está a menos de un kilómetro del centro de investigación, después la otra frontera conocida sería la gran ciudad, con tantos habitantes que seguro caerá rápido. Desde el momento en que entra al torrente sanguíneo le toma dos segundos en llegar al cerebro y más o menos uno en poder empezar a tomar control sobre este, el parásito es diminuto, por lo que lo primero que hace es reproducirse dentro de ese cuerpo para poder empezar a infestar otros cuerpos mediante la mordedura, el parásito sabe que trabaja mejor en grupo para garantizar su supervivencia.
Nota: No sabemos el nivel de inteligencia que pueda llegar a tener el parásito por sí solo, pero daba señales de tener estrategias similares a las de las bacterias, dando por supuesto una señal de una inteligencia similar o superior a la de estas.


Entrada #2:
Siento que es imposible para mí contar la historia de este virus sin contar la mía. Yo era un estudiante recién graduado de la prestigiosa universidad de Belmont, justo al graduarme recibí una oferta de trabajo tan misteriosa que realmente dudé si aceptarla, pero era joven y salir ya con un trabajo era una ventaja. Durante la entrevista estaban más interesados en saber si estaba dispuesto a mantener en secreto toda actividad que pudiera tener en el trabajo, tan sólo teniendo la probabilidad de contarle a un cónyuge, ya que en caso de una demanda en contra de Blackwell o en contra mía por alguna acción relacionada a la compañía, los cónyuges tiene derecho a negarse a declarar en contra de la pareja, por lo que así, se mantenía el secreto a salvo.
Al mes me llegó un tiquete para volar a la gran ciudad y de ahí dirigirme al pueblo de Winewood, este sería mi nuevo hogar. Me dieron incluso una casa bastante decente pero de todas formas era todo una fachada, ya que la mayoría del tiempo vivíamos dentro de las instalaciones, estas tenían unos pequeños dormitorios suficientes para que la mitad de los empleados durmiera y la otra mitad trabajara, de esta manera mantenían el sitio en funcionamiento las veinticuatro horas del día. No sólo por la necesidad de producir, sino que el parásito llegaba a ser tan volátil que necesitaba un constante monitoreo.
Nota: Empecé tan sólo siendo asistente en una de las salas de ensayo, por lo que durante mis primeros cinco años de trabajo en esta institución no llegué a tener ningún contacto con el virus y en general sabía muy poco de él, incluso dentro del laboratorio se manejaba con mucha discreción la información.


Entrada #3:
Después de cinco años me ascendieron a ser miembro del grupo de científicos que trataban directamente con los sujetos de prueba. Con esto, comprendí un poco más sobre la historia del parásito, de la mano de uno de los mismos sujetos de prueba.
En inicios de los 60´s se habían empezado diversas investigaciones en medio de la guerra fría con el fin de adelantarse a la Unión Soviética en algún ámbito, fuera el militar, el económico o el científico, el cuál es el que nos compete. El estado prácticamente financiaba cualquier propuesta que involucrara una tecnología descabellada pero posible dentro de los marcos científicos. Fue así cómo nació Rapture science, una empresa que buscaba el contacto con dimensiones paralelas mediante la división de los átomos, la compañía llevaba operando desde el año 1955 sin realmente hacer ningún avance significativo, pero después de contar con presupuestos e instalaciones del gobierno se empezaron a hacer bastantes hallazgos en el campo. Al cabo de dos años lograron hacer un primer contacto, lo único que obtuvieron de esa entrada a otra dimensión fue una pequeña muestra de unas células, las cuáles nombraron cómo “finis”.


Entrada #4:
Nunca supe cómo conocieron el potencial del parásito finis, pero a partir del año 1966 se fundó el centro de investigación Blackwell, con sede en el bosque de Aven, en las proximidades del pueblo de Winewood. Desde ese día estuvo en operación sin detenerse ni por los festivos ni por año nuevo, según contaba Carlos Cifuentes, primer sujeto de prueba del parásito Finis.
Llevaba ahí desde los 70´s, conocía del parásito tanto cómo los demás científicos ocupados de esta sección, entró siendo un joven migrante acusado de varios cargos por asesinato, pero ahora era sólo un viejo de unos 68 años no muy diferente de Alfred Hitchcock, sólo que mucho más delgado. Según me explicaron, el parásito nunca hizo ningún efecto en él salvo el deterioro de su salud, lo cual me competía, ya que mediante ingeniería biológica debía mantenerlo con vida, por eso mi gran cantidad de interacciones con él ¿Por qué? Es muy simple, Carlos entró con otros nueve sujetos, todos murieron al cabo de unos días.
Sí no me lo hubieran dicho, nunca me habría dado cuenta de que este hombre había matado a seis mujeres en sus veintes, ahora era un carismático conversador que siempre me saludaba diciéndome: “Mi buen amigo, el hombre de ciencia”. Sentía cierta lastima por él, llevaba la mayoría de su vida ahí en esa celda, no había vivido nunca. De haber tenido éxito el proyecto Finis, su nombre habría quedado en el olvido de todos modos, no le darían tanto mérito a un asesino de mujeres y tampoco reconocerían que encerraron injustamente ese hombre por más de cuarenta años, Carlos al igual que los demás sujetos de prueba, no existía, ni existirían jamás, ni aquí ni en sus diversos países de origen.
Nota: Blackwell, la cual giraba enteramente en torno al proyecto Finis, nunca fue cerrado y hasta los últimos días recibió presupuesto del gobierno. Incluso fue desclasificado en los años 2000 para no dejar ningún tipo de evidencia, sólo lo conocían los que trabajábamos ahí, el gabinete del presidente y altos mandos militares, sí alguien no perteneciente a alguno de estos grupos mencionados, se atrevía a preguntar demasiado, su destino era bastante obvio, aunque algunos de esos, terminaban siendo sujetos de pruebas, entre estos había periodistas y detectives.


Entrada #6:
Carlos terminó siendo muy relevante ya que después de que todos los demás sujetos ingresados y expuestos al virus al mismo tiempo murieran. Esto hizo que más estudios se realizaran sobre él y empezaron a usar los parásitos frutos del que habitaba en él, de prueba en prueba, varios sujetos sobrevivieron al igual pero sin  mayor transformación. Poco a poco el parásito lograba una fusión más perfecta con los sujetos. Fue en el paciente número treinta y dos. Un extraño hombre llamado Roger Monaghan. Jamás hablaba, nunca compartió palabra conmigo a pesar de todas las veces que tuve que tratarlo. Al cabo de sólo una semana, ya era una de esas criaturas. Al inicio los llamamos “growlers” debido a sus extraños y constantes gruñidos, pero después de un tiempo, preferimos usar simplemente el término zombi. Roger sólo se había transformado, con las semanas la piel se le empezó a caer a pequeños trozos y se volvía más agresivo cuándo lo sacábamos de la celda. Había sido un éxito, le hicimos pruebas a Roger poniéndolo en fuego y congelándolo, después de ambas seguía vivo. Habíamos conseguido lo que por años llevábamos buscando, prolongar la vida del parásito dentro de los cuerpos y hacerlo más resistente, Roger había perdido la consciencia pero poco importaba, ya después habría tiempo para corregir aquello. El sujeto de pruebas treinta y dos había sido el exitoso. De ahí el nombre Finis-32.
Nota: A partir de este momento Carlos empezó a ser menos relevante pero igual lo manteníamos bien por sus contribuciones al proyecto, siempre era una grata sorpresa entrar a su celda a tratarla, podías esperar una bella charla sobre su país de origen y sobre la cultura popular del nuestro.


Entrada #7:
Las pruebas seguían y seguían con los diferentes pacientes. A partir de Johnny todos comenzaron a ser exitosos. Las cosas pintaban bien, e incluso vino un militar a ver los resultados de las investigaciones, después de tantos años de presupuesto gastado en este complejo laboratorio todo había dado resultado, podíamos estar muy cerca de desarrollar armas biológicas o de desarrollar obreros que pudieran rendir en las peores condiciones laborales posibles. Por aquellos días también ocurrió un evento bastante desafortunado, Roger logró escapar de su celda y terminó en el exterior, atacando a una joven y su novio en el bosque, la chica había muerto en terribles condiciones pero al chico tan sólo lo habían mordido, lo trajimos al laboratorio con la excusa de enmendarlo, pero siempre supimos lo que sería, un nuevo sujeto de pruebas. Al inicio se rehusó, bastante a cooperar pero cuándo el virus empezó a deteriorar su cuerpo se mostró dócil, nunca llegué a conocerlo mucho pero lo había visto un par de veces en Winewood durante mis días libres, parecía tener fama de rebelde sin causa e incluso tenía un look similar al de James Dean. Fue triste ver a alguien tan joven transformarse al cabo de unos días, incluso ese chico era más inocente que Carlos, pero aun así sentía más empatía por el segundo.
Nota: Para este punto el virus aún tomaba unos días en tomar posesión del cuerpo. Pero poco a poco evolucionó a tardar sólo segundos.
Entrada #8:
Entre más lejos iban con el virus más me empezó a parecer que era un gran peligro y que realmente estábamos jugando con fuego y nos podía costar caro. Algunos de los sujetos empezaron a obtener mutaciones. Roger el paciente #32 empezó a obtener una gran inteligencia, llegando a superar pruebas de lógica compleja y constantemente intentaba abrir la puerta de su celda. Por otro lado Alan West el #57 desarrollo una especie de garras en su mano derecha la cual lo convertía en un ser más letal. Maya Morrison la #40 desarrolló una especie de glándulas que arrojaban bilis. Chris Dolan el #51 se regeneraba poco a poco de las heridas causadas. Y Frank Horrigan el #72 había aumentado considerablemente su tamaño y su fuerza, por lo que nunca salía de su celda.
No había duda de la letalidad del virus y el potencial que tenía, pero una ceguera de poder parecía haberlo consumido al punto de que cada vez quería forzar a más limites a los sujetos de prueba. Pienso que la ciencia es una respuesta a todo lo natural, pero el parásito no era de nuestra tierra ni de nuestra dimensión, por algo habían cerrado Rapture science en el 86, las cosas con las que jugaban eran demasiado peligrosas y casi que no tenían un control absoluto sobre ellas que garantizara la seguridad, lo mismo nos estaba pasando aquí, el avance del virus también implicaba vernos inferiores ante este, los seres no morían tan fácil, sólo destruyendo su cabeza, ellos sólo necesitaban entrar a nuestro torrente sanguíneo y sería nuestro fin.


Entrada #9:
Cada vez eran menos mis conversaciones con Carlos, este ya era viejo y el parásito parecía ya haber afectado su cerebro, por lo que pocas veces era posible sacar una conversación racional de su boca, en cierto modo, lo extrañaba, había sido una especie de amigo para mí durante varios años y ahora estaba y no estaba a la vez, era realmente un  panorama deprimente.
Hace una semana hablé por última vez con él, me contó sobre los mundiales de fútbol y sobre como la selección de su país nunca llegaba lejos a pesar de clasificar tanto, ese día también me enteré que una persona del laboratorio se había contagiado con una de las muestras primigenias del parásito y que había desaparecido después marcharse del trabajo como si nada. Fue ahí donde empecé a planear mi huida, seguía yendo a trabajar como si nada pero en mi mente estaba mi plan para escapar por los ductos de ventilación, que daban al bosque, compré un segundo auto y lo dejé ahí escondido para cuándo sucediera algo.
Nota: Conocía bien el bosque de Aven, a veces paseaba por ahí en mis días libres cuando quería un buen respiro, realmente me parecía un lugar agradable.
Entrada #10:
Si quieres saber como empezó todo llegó el momento. No fue por aquel empleado, del él o ella no sé nada sólo que se marchó y hasta este momento no se sabe paradero. Todo empezó un lunes en la mañana, convocaron a todos los empleados a una junta, uno de ellos había escapado y no se sabía dónde estaba, así que debíamos encontrarlo y ser precavidos. La verdad no estuve muy presente en esto, siempre sentí que todo iba a salir mal así que me puse cerca del ducto grande por el cuál iba a escapar. Al cabo de unas horas empezó el caos, saltaron las alarmas así que el laboratorio se puso todo de un color rojo intenso, escuchaba gritos de dolor y entraron algunos de los militares a intentar pararlos, pero eran muchos. Habían contagiado a gran parte de los empleados, cuándo llegaron a mí sólo pude distinguir como todos los zombis rodeaban a uno como si lo protegieran, en medio de todos ellos, estaba Carlos quien al verme me señaló con el dedo y dijo “¡Agarrenlo!” con una voz ronca y casi inentendible, ese zombi completamente desnutrido, calvo y con la barba canosa había pronunciado una palabra. Inmediatamente varios vinieron hacia mí, incluso el gigante Frank Horrigan parecía obedecerlo, lo único que pude hacer, correr. Entré al ducto y salí tan rápido como pude a la superficie, tuve que patear al zombi de Trevor Cheney para que soltara mi pierna. Incluso con los planes que tenía tan fríamente calculados, el shock que me produjo escuchar a Carlos dirigirse a mí casi los arruina. Pensé muchas cosas mientras salía a campo abierto, tal vez el virus siempre fue así de inteligente, tal vez el primero en mutar había sido Carlos, su mutación podía ser la de un líder, por eso los hijos de su parásito habían servido en los demás después de todo. Tal vez siempre tuvo la misma potencia pero nos había hecho creer lo contrario con el fin de esperar un momento oportuno, tal vez durante los últimos meses hablaba con el parásito que controlaba a Carlos y no con él ¿Se había apoderado incluso de sus recuerdos? ¿La persona infectada que huyó había sido parte de sus planes? ¿Habíamos sido durante años la maquinaria del apocalipsis? La verdad no tengo la respuesta para ninguna de estas preguntas. Ni el tiempo para pensarlas, ahora sólo puedo irme lejos, a dónde no lleguen ellos.
A quién sea que lea este diario. El finis-32 evoluciona. Es un parásito inteligente. Destruye la cabeza. Y corre más rápido que ellos, así como lo estoy haciendo yo.

por
Henry D. Valencia




Próximamente capítulo 4


No hay comentarios:

Publicar un comentario