IV. EL DIARIO
Entrada #1:
Mi nombre es Jordan
Laswell. Sí algún día alguien descubre este diario. Lo hice para que conocieran
mi historia, para que sepan que el virus finis-32 no salió de la noche a la
mañana en un laboratorio. No fue algo que surgiera de repente y de forma
inesperada cómo el sonido de un rayo, el gobierno y las fuerzas militares
siempre supieron el potencial peligro que nosotros los científicos del centro
de investigación Blackwell teníamos en nuestras manos. ¿Qué si había planes de
contingencia? Sí, pero todos al momento fallaron. Escribo esto desde un punto
en la historia en que se que dentro de Blackwell todos ya están condenados, se
infectaron y quieren encerrarse para evitar que el virus salga, pero es
inevitable, encontrará alguna forma, sí es que ya no lo hizo. Este virus es
producto de un parásito que puede llegar a tener formas inteligentes, por eso
muta y se adapta a las diferentes condiciones que se le pongan entre más lo
expongan a estas, suena bien sobre el papel, podríamos exponer a personas a las
peores condiciones posibles y en algún punto se adaptarían, la parte negativa
es que el parásito toma control total del cerebro del sujeto, incluso en las
fases muy avanzadas llegaron a demostrar poder recordar ciertas cosas del
paciente y dar breves indicios de esto mediante palabras.
Cuándo el
virus escape es muy probable que destroce el pueblo de Winewood por completo,
está a menos de un kilómetro del centro de investigación, después la otra
frontera conocida sería la gran ciudad, con tantos habitantes que seguro caerá
rápido. Desde el momento en que entra al torrente sanguíneo le toma dos
segundos en llegar al cerebro y más o menos uno en poder empezar a tomar
control sobre este, el parásito es diminuto, por lo que lo primero que hace es
reproducirse dentro de ese cuerpo para poder empezar a infestar otros cuerpos
mediante la mordedura, el parásito sabe que trabaja mejor en grupo para
garantizar su supervivencia.
Nota: No
sabemos el nivel de inteligencia que pueda llegar a tener el parásito por sí
solo, pero daba señales de tener estrategias similares a las de las bacterias,
dando por supuesto una señal de una inteligencia similar o superior a la de
estas.
Entrada #2:
Siento que
es imposible para mí contar la historia de este virus sin contar la mía. Yo era
un estudiante recién graduado de la prestigiosa universidad de Belmont, justo
al graduarme recibí una oferta de trabajo tan misteriosa que realmente dudé si
aceptarla, pero era joven y salir ya con un trabajo era una ventaja. Durante la
entrevista estaban más interesados en saber si estaba dispuesto a mantener en
secreto toda actividad que pudiera tener en el trabajo, tan sólo teniendo la
probabilidad de contarle a un cónyuge, ya que en caso de una demanda en contra
de Blackwell o en contra mía por alguna acción relacionada a la compañía, los
cónyuges tiene derecho a negarse a declarar en contra de la pareja, por lo que
así, se mantenía el secreto a salvo.
Al mes me
llegó un tiquete para volar a la gran ciudad y de ahí dirigirme al pueblo de Winewood,
este sería mi nuevo hogar. Me dieron incluso una casa bastante decente pero de
todas formas era todo una fachada, ya que la mayoría del tiempo vivíamos dentro
de las instalaciones, estas tenían unos pequeños dormitorios suficientes para
que la mitad de los empleados durmiera y la otra mitad trabajara, de esta
manera mantenían el sitio en funcionamiento las veinticuatro horas del día. No
sólo por la necesidad de producir, sino que el parásito llegaba a ser tan
volátil que necesitaba un constante monitoreo.
Nota:
Empecé tan sólo siendo asistente en una de las salas de ensayo, por lo que
durante mis primeros cinco años de trabajo en esta institución no llegué a
tener ningún contacto con el virus y en general sabía muy poco de él, incluso
dentro del laboratorio se manejaba con mucha discreción la información.
Entrada #3:
Después de cinco años me
ascendieron a ser miembro del grupo de científicos que trataban directamente
con los sujetos de prueba. Con esto, comprendí un poco más sobre la historia
del parásito, de la mano de uno de los mismos sujetos de prueba.
En inicios de los 60´s se
habían empezado diversas investigaciones en medio de la guerra fría con el fin
de adelantarse a la Unión Soviética en algún ámbito, fuera el militar, el
económico o el científico, el cuál es el que nos compete. El estado
prácticamente financiaba cualquier propuesta que involucrara una tecnología
descabellada pero posible dentro de los marcos científicos. Fue así cómo nació
Rapture science, una empresa que buscaba el contacto con dimensiones paralelas
mediante la división de los átomos, la compañía llevaba operando desde el año
1955 sin realmente hacer ningún avance significativo, pero después de contar
con presupuestos e instalaciones del gobierno se empezaron a hacer bastantes
hallazgos en el campo. Al cabo de dos años lograron hacer un primer contacto,
lo único que obtuvieron de esa entrada a otra dimensión fue una pequeña muestra
de unas células, las cuáles nombraron cómo “finis”.
Entrada #4:
Nunca supe
cómo conocieron el potencial del parásito finis, pero a partir del año 1966 se
fundó el centro de investigación Blackwell, con sede en el bosque de Aven, en
las proximidades del pueblo de Winewood. Desde ese día estuvo en operación sin
detenerse ni por los festivos ni por año nuevo, según contaba Carlos Cifuentes,
primer sujeto de prueba del parásito Finis.
Llevaba ahí
desde los 70´s, conocía del parásito tanto cómo los demás científicos ocupados
de esta sección, entró siendo un joven migrante acusado de varios cargos por
asesinato, pero ahora era sólo un viejo de unos 68 años no muy diferente de
Alfred Hitchcock, sólo que mucho más delgado. Según me explicaron, el parásito
nunca hizo ningún efecto en él salvo el deterioro de su salud, lo cual me
competía, ya que mediante ingeniería biológica debía mantenerlo con vida, por
eso mi gran cantidad de interacciones con él ¿Por qué? Es muy simple, Carlos
entró con otros nueve sujetos, todos murieron al cabo de unos días.
Sí no me lo
hubieran dicho, nunca me habría dado cuenta de que este hombre había matado a
seis mujeres en sus veintes, ahora era un carismático conversador que siempre
me saludaba diciéndome: “Mi buen amigo, el hombre de ciencia”. Sentía cierta
lastima por él, llevaba la mayoría de su vida ahí en esa celda, no había vivido
nunca. De haber tenido éxito el proyecto Finis, su nombre habría quedado en el
olvido de todos modos, no le darían tanto mérito a un asesino de mujeres y
tampoco reconocerían que encerraron injustamente ese hombre por más de cuarenta
años, Carlos al igual que los demás sujetos de prueba, no existía, ni
existirían jamás, ni aquí ni en sus diversos países de origen.
Nota:
Blackwell, la cual giraba enteramente en torno al proyecto Finis, nunca fue
cerrado y hasta los últimos días recibió presupuesto del gobierno. Incluso fue
desclasificado en los años 2000 para no dejar ningún tipo de evidencia, sólo lo
conocían los que trabajábamos ahí, el gabinete del presidente y altos mandos
militares, sí alguien no perteneciente a alguno de estos grupos mencionados, se
atrevía a preguntar demasiado, su destino era bastante obvio, aunque algunos de
esos, terminaban siendo sujetos de pruebas, entre estos había periodistas y
detectives.
Entrada #6:
Carlos
terminó siendo muy relevante ya que después de que todos los demás sujetos
ingresados y expuestos al virus al mismo tiempo murieran. Esto hizo que más
estudios se realizaran sobre él y empezaron a usar los parásitos frutos del que
habitaba en él, de prueba en prueba, varios sujetos sobrevivieron al igual pero
sin mayor transformación. Poco a poco el
parásito lograba una fusión más perfecta con los sujetos. Fue en el paciente número
treinta y dos. Un extraño hombre llamado Roger Monaghan. Jamás hablaba, nunca
compartió palabra conmigo a pesar de todas las veces que tuve que tratarlo. Al
cabo de sólo una semana, ya era una de esas criaturas. Al inicio los llamamos
“growlers” debido a sus extraños y constantes gruñidos, pero después de un
tiempo, preferimos usar simplemente el término zombi. Roger sólo se había
transformado, con las semanas la piel se le empezó a caer a pequeños trozos y
se volvía más agresivo cuándo lo sacábamos de la celda. Había sido un éxito, le
hicimos pruebas a Roger poniéndolo en fuego y congelándolo, después de ambas
seguía vivo. Habíamos conseguido lo que por años llevábamos buscando, prolongar
la vida del parásito dentro de los cuerpos y hacerlo más resistente, Roger
había perdido la consciencia pero poco importaba, ya después habría tiempo para
corregir aquello. El sujeto de pruebas treinta y dos había sido el exitoso. De
ahí el nombre Finis-32.
Nota: A
partir de este momento Carlos empezó a ser menos relevante pero igual lo
manteníamos bien por sus contribuciones al proyecto, siempre era una grata
sorpresa entrar a su celda a tratarla, podías esperar una bella charla sobre su
país de origen y sobre la cultura popular del nuestro.
Entrada #7:
Las pruebas
seguían y seguían con los diferentes pacientes. A partir de Johnny todos
comenzaron a ser exitosos. Las cosas pintaban bien, e incluso vino un militar a
ver los resultados de las investigaciones, después de tantos años de
presupuesto gastado en este complejo laboratorio todo había dado resultado,
podíamos estar muy cerca de desarrollar armas biológicas o de desarrollar
obreros que pudieran rendir en las peores condiciones laborales posibles. Por
aquellos días también ocurrió un evento bastante desafortunado, Roger logró
escapar de su celda y terminó en el exterior, atacando a una joven y su novio
en el bosque, la chica había muerto en terribles condiciones pero al chico tan
sólo lo habían mordido, lo trajimos al laboratorio con la excusa de enmendarlo,
pero siempre supimos lo que sería, un nuevo sujeto de pruebas. Al inicio se
rehusó, bastante a cooperar pero cuándo el virus empezó a deteriorar su cuerpo
se mostró dócil, nunca llegué a conocerlo mucho pero lo había visto un par de
veces en Winewood durante mis días libres, parecía tener fama de rebelde sin
causa e incluso tenía un look similar al de James Dean. Fue triste ver a
alguien tan joven transformarse al cabo de unos días, incluso ese chico era más
inocente que Carlos, pero aun así sentía más empatía por el segundo.
Nota: Para
este punto el virus aún tomaba unos días en tomar posesión del cuerpo. Pero
poco a poco evolucionó a tardar sólo segundos.
Entrada #8:
Entre más
lejos iban con el virus más me empezó a parecer que era un gran peligro y que
realmente estábamos jugando con fuego y nos podía costar caro. Algunos de los
sujetos empezaron a obtener mutaciones. Roger el paciente #32 empezó a obtener
una gran inteligencia, llegando a superar pruebas de lógica compleja y
constantemente intentaba abrir la puerta de su celda. Por otro lado Alan West
el #57 desarrollo una especie de garras en su mano derecha la cual lo convertía
en un ser más letal. Maya Morrison la #40 desarrolló una especie de glándulas
que arrojaban bilis. Chris Dolan el #51 se regeneraba poco a poco de las
heridas causadas. Y Frank Horrigan el #72 había aumentado considerablemente su
tamaño y su fuerza, por lo que nunca salía de su celda.
No había
duda de la letalidad del virus y el potencial que tenía, pero una ceguera de
poder parecía haberlo consumido al punto de que cada vez quería forzar a más
limites a los sujetos de prueba. Pienso que la ciencia es una respuesta a todo
lo natural, pero el parásito no era de nuestra tierra ni de nuestra dimensión,
por algo habían cerrado Rapture science en el 86, las cosas con las que jugaban
eran demasiado peligrosas y casi que no tenían un control absoluto sobre ellas
que garantizara la seguridad, lo mismo nos estaba pasando aquí, el avance del
virus también implicaba vernos inferiores ante este, los seres no morían tan
fácil, sólo destruyendo su cabeza, ellos sólo necesitaban entrar a nuestro
torrente sanguíneo y sería nuestro fin.
Entrada #9:
Cada vez
eran menos mis conversaciones con Carlos, este ya era viejo y el parásito
parecía ya haber afectado su cerebro, por lo que pocas veces era posible sacar
una conversación racional de su boca, en cierto modo, lo extrañaba, había sido
una especie de amigo para mí durante varios años y ahora estaba y no estaba a
la vez, era realmente un panorama
deprimente.
Hace una
semana hablé por última vez con él, me contó sobre los mundiales de fútbol y
sobre como la selección de su país nunca llegaba lejos a pesar de clasificar
tanto, ese día también me enteré que una persona del laboratorio se había
contagiado con una de las muestras primigenias del parásito y que había
desaparecido después marcharse del trabajo como si nada. Fue ahí donde empecé a
planear mi huida, seguía yendo a trabajar como si nada pero en mi mente estaba
mi plan para escapar por los ductos de ventilación, que daban al bosque, compré
un segundo auto y lo dejé ahí escondido para cuándo sucediera algo.
Nota:
Conocía bien el bosque de Aven, a veces paseaba por ahí en mis días libres
cuando quería un buen respiro, realmente me parecía un lugar agradable.
Entrada #10:
Si quieres
saber como empezó todo llegó el momento. No fue por aquel empleado, del él o
ella no sé nada sólo que se marchó y hasta este momento no se sabe paradero.
Todo empezó un lunes en la mañana, convocaron a todos los empleados a una
junta, uno de ellos había escapado y no se sabía dónde estaba, así que debíamos
encontrarlo y ser precavidos. La verdad no estuve muy presente en esto, siempre
sentí que todo iba a salir mal así que me puse cerca del ducto grande por el
cuál iba a escapar. Al cabo de unas horas empezó el caos, saltaron las alarmas
así que el laboratorio se puso todo de un color rojo intenso, escuchaba gritos
de dolor y entraron algunos de los militares a intentar pararlos, pero eran
muchos. Habían contagiado a gran parte de los empleados, cuándo llegaron a mí
sólo pude distinguir como todos los zombis rodeaban a uno como si lo
protegieran, en medio de todos ellos, estaba Carlos quien al verme me señaló
con el dedo y dijo “¡Agarrenlo!” con una voz ronca y casi inentendible, ese
zombi completamente desnutrido, calvo y con la barba canosa había pronunciado
una palabra. Inmediatamente varios vinieron hacia mí, incluso el gigante Frank
Horrigan parecía obedecerlo, lo único que pude hacer, correr. Entré al ducto y
salí tan rápido como pude a la superficie, tuve que patear al zombi de Trevor
Cheney para que soltara mi pierna. Incluso con los planes que tenía tan
fríamente calculados, el shock que me produjo escuchar a Carlos dirigirse a mí
casi los arruina. Pensé muchas cosas mientras salía a campo abierto, tal vez el
virus siempre fue así de inteligente, tal vez el primero en mutar había sido
Carlos, su mutación podía ser la de un líder, por eso los hijos de su parásito
habían servido en los demás después de todo. Tal vez siempre tuvo la misma
potencia pero nos había hecho creer lo contrario con el fin de esperar un
momento oportuno, tal vez durante los últimos meses hablaba con el parásito que
controlaba a Carlos y no con él ¿Se había apoderado incluso de sus recuerdos? ¿La
persona infectada que huyó había sido parte de sus planes? ¿Habíamos sido
durante años la maquinaria del apocalipsis? La verdad no tengo la respuesta para
ninguna de estas preguntas. Ni el tiempo para pensarlas, ahora sólo puedo irme
lejos, a dónde no lleguen ellos.
A quién sea
que lea este diario. El finis-32 evoluciona. Es un parásito inteligente. Destruye
la cabeza. Y corre más rápido que ellos, así como lo estoy haciendo yo.
Henry D. Valencia
Próximamente capítulo 4
por
No hay comentarios:
Publicar un comentario